
Me toca repetir, ya he hablado de este lugar, es sabida mi predilección por las tierras de Poder, el desierto de San Luis Potosí, pero esta vez es de noche, y el desierto se pone bien pituco, se prenden todas las lamparitas, y todos salen a pasear, los coyotes, las gobernadoras, los cactus rastafarais, y uno solamente haciendo como un animalico que sabe prender el fuego y esperar que no se acabe la leña, y cuando se termina se ven a luz blanca de luna los pensamientos. La Invitación del desierto es bien clara, y siempre bien opuesta a la playa, ella tan corporal. La aridez se nutre de las reflexiones en cascada, la gravitación nos lleva mas adentro, y la noche se encarga, bien astuta y mágica, de los azules de afuera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario