jueves, 24 de junio de 2010


Asi se sienten las rutas catamarqueñas, te pican donde da el sol todo el día y a la noche te tenés que meter un dedo en el termometro, que ha sido inventado para que nos de frio a todos. Estuve en Shincal, un pueblito en el que hay unas ruinas incaicas, y debo decir que los poderes y veleidades de la Quebrada del Quimivil se hacen notar, ya sea acampando en el rio o llamando al San Pedro de los cuatro vientos. Una consideración: donde hay plantas de poder, siempre hay locos lindos, gracias amigos. Otra consideración: donde hay poder crece la magia, y a mi no me tocó la parte del conejo que sale de la galera, me tocó la otra, la de los colores conceptuales, allí donde desaparece la palabra.

miércoles, 2 de junio de 2010

El Cuyo me ha recibido con una dualidad histerica tipica argentina, sol frio frio sol, y como la histeria se define por el bondi que nunca te deja en la puerta, me agarro a la sensacion conceptual que genera ese dicho de barrio, para declararme fanatico de la ruta que me hace caminar y esforzarme para desandar los vacios entre los bondis y la puerta, las mujeres y sus padres parados en la puerta, las palabras y sus ascensores, y las ideas ad infinitum. Esto es el Talampaya que en varios sentidos me saca un par de cabezas.